El desgaste prematuro de determinadas piezas:
El exceso de velocidad, los frenazos bruscos o los acelerones pueden provocar un desgaste prematuro de los neumáticos, los frenos, la suspensión y otros componentes del coche, reduciendo su vida útil.
Aumento del consumo de combustible:
El exceso de velocidad o los acelerones innecesarios hacen que el motor trabaje más y que, por tanto, consuma más combustible.
Menor seguridad:
Tanto la velocidad excesiva como las maniobras bruscas pueden provocar que te sea más difícil mantener el control del coche si se produce una situación inesperada, aumentado el riesgo de accidentes.
Aquí tienes algunos consejos de conducción que te ayudarán a cuidar de tu vehículo y a estar más seguro en la carretera:
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