Pocas empresas en España compran un vehículo sin financiación. Sin embargo, para un negocio esta financiación supone una obligación que debe analizarse con cuidado porque no siempre es sencilla de asumir. Y es que lo que pueden parecer cómodos plazos o atractivos descuentos al inicio puede terminar siendo un coste demasiado alto con el que no habíamos contado si la situación de nuestra empresa cambia. Te explicamos por qué:
Hablamos de endeudamiento financiero
Financiar un vehículo es pedir un préstamo (con sus correspondientes intereses). Algo tan habitual hoy en día que son pocas las empresas que pueden afirmar que no tienen ninguno. Y ese es el problema. A las cargas que ya tengamos en nuestra pyme (líneas de crédito, avales etc.) habrá que sumar este nuevo préstamo, lo que influirá en nuestra situación económica en dos aspectos:
1. Un aumento del endeudamiento y de los pagos fijos al mes para nuestra pyme
2. Un empeoramiento de nuestra situación a ojos de los bancos: Cuanto mayor sea nuestra deuda, menores serán las posibilidades de obtener otro tipo de financiación si nuestro negocio lo requiere.
SI eres una pyme, analiza tu situación financiera y tus previsiones de futuro para que esta decisión no afecte a tu futuro.
Aumento del precio, costes iniciales y comisiones
No te dejes llevar solo por las facilidades de financiación que te ofrezca el concesionario o el banco. Antes de firmar, presta atención a “la letra pequeña”, es decir, a los gastos de apertura y de formalización del contrato, las comisiones mensuales y las comisiones por cancelación anticipada o los servicios adicionales. Algunas suculentas ofertas que ofrecen a los clientes solo si financias en el concesionario, incluyen el pago de altas cuotas o la contratación de seguros de vida o excesivos contratos de mantenimiento.
Sólo sumando este coste al precio de venta del vehículo podrás saber el coste total que te va a suponer.
¿Podremos asumir el coste del vehículo en el futuro?
Otro de los problemas de la financiación es la (por desgracia) incertidumbre en la que vivimos actualmente. La inestabilidad del mercado, la situación económica en la que está inmersa el país, puede afectar al buen funcionamiento de nuestro negocio a corto o a largo plazo. Dicho en otras palabras, como nadie puede predecir el futuro, un cambio en tu negocio puede suponer que mañana tengas problemas para poder asumir el pago de la cuota de la compra del vehículo que, como ya hemo dicho, es inamovible. Con el Renting Flexible, si la situación de tu pyme cambia, la cuota no será un problema, ya que se puede anular o cancelar el contrato en cualquier momento, sin penalizaciones ni costes adicionales por cancelación anticipada.
¿Y si no puedo pagarlo? Intereses de demora y la reserva del dominio
Si desgraciadamente llega un momento en el que tu pyme no puede asumir el pago de la cuota, al tener uno o más vehículos en propiedad, tu negocio puede exponerse a un problema grave, ya que podrás tener que enfrentarse al pago de unas altas comisiones por morosidad o intereses de demora e incluso a la cancelación del contrato, lo que implicaría que la entidad financiera te exigiera el pago total de la deuda pendiente o te quitaran el vehículo.
Podríamos pensar entonces que la solución sería vender el coche. Pero no podremos hacerlo ya que la financiación incluye lo que se llama reserva de dominio: esto es, que no podremos vender el vehículo ni cambiar su titularidad si no hemos terminado de pagarlo porque hasta entonces, el vehículo es propiedad de la entidad financiera.
Como ves, hay muchos aspectos a tener en cuenta antes de dar el paso y comprar un vehículo. Para que puedas analizar todas tus opciones, hemos elaborado una guía comparativa que te permitirá conocer las ventajas y desventajas de adquirir un vehículo para tu pyme mediante renting o compra. Puedes descargarla gratis aquí.
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