Si ponemos en marcha una buena estrategia de control de costes de nuestra flota, conoceremos en detalle en qué y cuánto gastamos y podremos poner en marcha estrategias ágiles para reducir los costes variables.
Para ello, podemos empezar con tres sencillos pasos:
¿Hacemos un uso productivo de todos los vehículos?
El coste de un vehículo industrial de pequeño tamaño inactivo es de unos 300 o 400 €/mes. Conociendo los niveles de uso y de inactividad de cada vehículo podremos optimizar nuestra flota y dimensionarla a las necesidades reales de nuestra compañía. La flexibilidad que ofrecen alternativas como el renting, especialmente en su modalidad flexible, nos permiten ajustar la flota fácilmente en cualquier momento, incorporar más vehículos cuando sea necesario o prescindir de ellos cuando no.
Poner en marcha medidas para ahorrar en combustible:
El tipo de vehículos que conformen nuestra flota o el estilo de conducción que les apliquemos son algunos de los factores que influyen en el gasto de combustible.
Si utilizamos, por ejemplo, furgonetas grandes para realizar todo tipo de trayectos, cuando nuestros niveles de carga nos permitirían utilizar furgonetas pequeñas, estamos asumiendo un sobrecoste en combustible que podríamos ahorrarnos fácilmente. Y es que, el consumo medio de una furgoneta pequeña es de 8,56 L/100 Km, mientras que el de una furgoneta grande es de 12,45 L/100 km.
Por otro lado, si establecemos buenas prácticas de conducción entre nuestros conductores, como apagar el motor cuando estén estacionados o evitar los acelerones o frenadas bruscas, podremos ahorrar en combustible un porcentaje considerable.
Seleccionar las rutas en función de su eficiencia:
El estado de determinadas carreteras o el clima también impactan en el coste de nuestra flota. Transitar por espacios con tráfico denso, hace que nuestros vehículos gasten más combustible y que nuestros neumáticos se desgasten más por culpa de frenadas o acelerones. Además, las carreteras de montaña o con muchas curvas afectan a nuestros neumáticos. Por eso, si analizamos los costes variables asociados a cada ruta, descubriremos cuáles nos suponen un mayor gasto de combustible o un mayor desgaste de los neumáticos y podremos ajustar nuestros recorridos hacia rutas alternativas que nos ayuden a evitarlos.
Reducir la siniestralidad en la flota
Otra manera de aumentar los beneficios de la flota es reduciendo su siniestralidad, lo que supondrá tanto una reducción de los daños en los vehículos y sus costes de mantenimiento, así como evitar riesgos que puedan suponer la detención de la actividad.
Para ello es vital analizar el índice de siniestralidad que presenta la flota, la frecuencia de los siniestros, los lugares y tiempos en los que ocurren, así como el estilo de conducción de cada operador con el fin de detectar aquellos malos hábitos que pueden favorecer la presencia de un siniestro, para así corregirlos posteriormente.
Las soluciones de telemetría son unas grandes aliadas del gestor de flotas puesto que aportan toda la información necesaria para prevenir accidentes gracias al análisis de las rutas, la información que arroja sobre los estilos de conducción o la detección de problemas en el vehículo que pueden suponer un riesgo.
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